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Entrevista al obispo don Miguel Fernando González Mariño, antiguo alumno del Seminario Bidasoa de Pamplona

Entrevista al obispo don Miguel Fernando González Mariño

2016 / octubre / 22

Don Miguel Fernando González Mariño es el actual obispo auxiliar de la diócesis colombiana de Ibagué. Residió en el Seminario Bidasoa durante su etapa de formación (1993-1998) mientras estudiaba el Bachiller de Sagrada Teología en la Universidad de Navarra. Desde su ordenación sacerdotal en 1998, ha adquirido una gran experiencia en la formación de jóvenes seminaristas, como rector del seminario San José de la diócesis de Santa Marta. Asimismo, ha trabajado como capellán en la parroquia de San José en Pueblo Viejo y en el colegio La Presentación, en Santa Marta.

¿Podría describirnos la experiencia de volver a Bidasoa, nada menos que para celebrar la misa de inicio de curso y del Espíritu Santo?

Es un momento de especial emoción y enorme alegría. Soñaba con él desde mi ordenación episcopal. A lo largo de la vida, Dios nos hace innumerables regalos que merecen todo nuestro agradecimiento. Volver a Bidasoa a celebrar la santa misa también lo ha sido. Nunca debemos cansarnos de dar gracias a Dios, y menos por momentos como este. Por eso la misa de hoy ha sido en además de acción de gracias.

¿Qué es lo que le trae mejor recuerdo de su paso por este seminario?

Estuve cinco años aquí, en Bidasoa 1 de la sede más antigua. Como solía decir José María Casciaro, la casa parecía un submarino. Era un lugar angosto que siempre estaba lleno; sin embargo, lo más característico era la alegría que lo invadía. Fueron años de los más felices de mi vida.

¿Cuál ha sido la enseñanza de Bidasoa que más le ha ayudado en su vida?

Como ocurre muchas veces lo más eficaz no son las palabras, sino el ejemplo. El orden y la diligencia en el horario que se vivía aquí, es probablemente lo que más me ha servido en mi vida sacerdotal. No solo en las labores parroquiales, también para enseñarlo a otros seminaristas.

La envidia de los seminaristas desde hace tiempo es la visita del cardenal Ratzinger al seminario, ¿podría contarnos esta anécdota?

El cardenal Ratzinger efectivamente hizo una visita. Coincidió con el día de nuestras ordenaciones diaconales presididas por el prelado del Opus Dei, en la parroquia de san Francisco Javier. Recuerdo que el motivo de su venida era que le otorgaban el doctorado honoris causa en la universidad. Aprovechó su venida para conocer Bidasoa, donde celebró misa, desayunó e incluso protagonizó una tertulia. Fue una gran experiencia porque, después de tanto estudiar sus obras, muchos eran “hinchas” suyo. También fue muy emotivo que se hiciese unas fotos con los recién ordenados, el que llegaría a ser Papa, aunque nunca lo pensamos.

Por último, ¿qué mensaje les transmitiría a los chicos nuevos y a los que terminan ya su paso por Bidasoa?

Que aprovechen. Es un regalo de Dios el venir aquí. Ya que conviven con tantas culturas, deben aprender a amar a la Iglesia universal y a implicarse en sus retos con el trabajo bien hecho. Se nos ha dado mucho, pero también se nos exigirá.

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