MES DE LAS ALMAS DEL PURGATORIO-DIA ULTIMO (antigua devocion 1863) DIA TREINTA. Santo Rosario por los difuntos MEDITACION. Empeño de las almas del Purgatorio por alcanzar la salvación eterna a sus …Más
MES DE LAS ALMAS DEL PURGATORIO-DIA ULTIMO (antigua devocion 1863)

DIA TREINTA.

Santo Rosario por los difuntos

MEDITACION. Empeño de las almas del Purgatorio por alcanzar la salvación eterna a sus bienhechores.

PUNTO PRIMERO.

Si en medio de sus tormentos ruegan por nosotros y nos alcanzan gracias las almas del Purga torio, ¿cuánto más eficaz será su intercesión cuando lleguen a ser gloriosas reinas en el cielo? No se portarán, no, como aquel ingrato copero del Faraón, que vuelto de la cárcel a la corte olvidó en su prosperidad al afligido intérprete de su sueño. La gratitud de aquellas almas se aumenta y perfecciona con su traslación al cielo , donde con una caridad más perfecta no cesan de rogar por sus bienhechores hasta alcanzarles todos los bienes temporales que les convienen, y especialmente la felicidad eterna. ¿Quién no querrá enviar al cielo el mayor número posible de semejantes intercesores?

PUNTO II.

La primera gracia que cual embajadoras nuestras pedirán aquellas almas luego que lleguen al cielo, será la eterna salvación de sus bienhechores. Gran Dios, dirán postradas ante el trono del Altísimo; tened piedad de los que la tuvieron con nosotras. Ellos nos libraron de las cadenas del Purgatorio; Vos las habéis de librar de las de sus pecados. Ellos nos abrieron las puertas de los cielos; abridles, Señor, las de vuestra misericordia. ¿No se salvarán los que nos salvaron? Dad, Señor, a vuestras hijas y vuestras esposas, ya que tanto os complaceis en nosotras, dadnos aquellas almas por cuyas oraciones nos habéis trasladado a vuestra gloria a poseeros y gozaros. Por lo cual es común sentir de los Padres y Doctores que quien pone toda su solicitud en socorrer a las almas del Purgatorio, no perecerá. Por lograr tanta dicha no debía perdonarse medio alguno.

PUNTO III.

Nuestro Señor Jesucristo nos aconsejaba que con nuestros bienes procurásemos granjearnos amigos que a nuestro fallecimiento nos recibieran en los tabernáculos de la gloria. Estos amigos son los pobres; pero no todos los pobres de la tierra llegan a ser moradores del cielo, pues muchos de ellos no van por el buen camino. No así las almas del Purgatorio. Estas son en la actualidad verdaderamente pobres y muy menesterosas de nuestro socorro; pero hay completa seguridad de que en las mansiones de la eterna bienaventuranza llegarán a ser sobrado ricas; y nada avaras de sus bienes y de su valimiento con el Rey de los siglos, ansiarán que las acompañemos en su dicha, y harán los mayores esfuerzos por llevarnos a su lado a gozar del premio sempiterno de nuestra generosidad para con ellas. Sí, la gloria es el galardón de la piedad con los difuntos. Constancia, pues, en socorrerlos, que no pasará largo tiempo sin que veamos el fruto de nuestras fatigas y bendigamos una devoción que obtiene una corona de gloria eterna a quien la practica fielmente.

ORACION.

Señor, un interés universal empeña nuestros corazones en la devoción de las almas del Purgatorio. Deseamos, pues, buscando nuestro propio bien, corresponder a las altas miras de vuestra Providencia en favor de aquellas benditas almas. Proponemos llenar unos deberes que la amistad, el parentesco y la religión nos imponen Os prometemos no ser en adelante ingratos con nuestros bienhechores difuntos, ni tibios con los que tanto nos amaron. Pero nada valen nuestros propósitos sin el auxilio de vuestra divina gracia. Os pedimos, pues, encarecidamente que nos la concedais para ser constantes toda la vida en esta santa práctica de socorrer a las almas del Purgatorio, por las cuales os rogamos de todo corazón para que, como Padre de las misericordias, las llevéis a gozar de vuestra divina presencia en el reino de la gloria.

EJEMPLO.

Un personaje que había empleado toda su vida en la práctica de las virtudes, y particularmente en socorrer a las almas del Purgatorio, se vió en su agonía horrorosamente asaltado por el príncipe de las tinieblas. Pero con sus muchos sufragios habia enviado del Purgatorio al cielo un crecido número de almas, que viendo a su bienhechor en tal peligro, no solo pidieron al Altísimo que le concediese mayor abundancia de gracias para hacerle triunfar, sino que también alcanzaron el poder socorrerle y asistirle personalmente en aquel decisivo conflicto. Bajando luego del cielo cual valerosos guerreros, unas se arrojaron contra el infernal enemigo para ahuyentarle, otras rodearon el lecho del moribundo para defenderle, y otras, por último,pusiéronse a consolarle y animarle. Él trasportado de admiración y de gozo, ¿quién sois? les dijo; y ellas le contestaron que eran las almas que había sacado del Purgatorio con sus sufragios, y que habian venido a pagarle tamaño beneficio y a acompañarle al cielo. Inmensa fue la alegría del moribundo a tan feliz anuncio, y respirando su semblante suavísima placidez, voló su alma a la patria celestial entre las aclamaciones de las otras que por su piedad ya estaban vestidas de gloria y resplandores. Este ejemplo nos anime para que jamás decaiga en nosotros la devoción a las benditas almas del Purgatorio. (Binet. de statu animar., capí tulo 1.)

Rezaremos cinco Padrenuestros, Ave Marías y Requiem en memoria de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo en sufragio de los fieles difuntos, suplicando al Eterno Padre se apiade de sus almas por la sangre que derramó su divino Hijo, diciendo cinco veces:

JACULATORIA.

Eterno Padre, por la preciosísima Sangre de Jesus, misericordia.

Padrenuestro, Ave María y Requiem.

SUFRAGIO.

Societatem habemus ad invicèm, et sanguis Jesu Christi Fili ejus emundat nos ab omni peccato. (1, Joan., 1, 7.)

Para que más pronto queden las almas del Purgatorio limpias de sus defectos en virtud de la sangre de Jesucristo, reunámonos con el piadoso intento de juntar y multiplicar sufragios en su favor.

La venerable madre Francisca del Santísimo Sacramento, carmelita descalza, tuvo tanto empeño por el bien de las almas del Purgatorio, que llegó a establecer una sociedad de devociones y ejercicios piadosos con sus hermanas de religión y otras personas que la visitaban, a fin de libertar el mayor número posible de aquellas afligidísimas almas.

Damos fin a este santo ejercicio, pero no lo tenga jamás el espíritu de caridad que nos ha impulsado a hacerlo, antes bien, a imitación de aquella sierva de Dios, hagamos en nuestras familias acopios de sufragios durante todo el año en beneficio de nuestros difuntos. Empléense en su bien nuestro tiempo, nuestro caudal y nuestro corazón.

Añadiremos un Padrenuestro y Ave María por los propagadores de esta devoción.

SALMO 129.

De profundis clamavi ad te, Domine:
‘Domine, exaudi vocem meam.
Fiant aures tuæ intendentes
in vocem deprecationis meæ.
Si iniquitates observaveris, Domine:
‘Domine, quis sustinebit?
Quia apud te propitiatio est :
tuam sustinui te, Domine.
Sustinuit anima mea in verbo ejus:
speravit anima mea in Domino.
A custodia matutina usque ad noctem
speret Israel in Domino.
Quia apud Dominum misericordia,
et copiosa apud eum redemptio.
Et ipse redimet Israel
ex omnibus iniquitatibus ejus.
Requiem aeternam dona eis, Domine.
Et lux perpetua luceat eis.
A porta inferi. Erue, Domine, animas eorum.
Requiescant in pace. Amen.
Domine, exaudi orationem meam.
Et clamor meus ad te veniat.


Cuando se quieran hacer sufragios particulares por el alma de algún difunto, se dirá:

POR UN SOLO DIFUNTO
Inclina, Domine, aurem tuam ad preces nostras, quibus misericordiam tuam supplices deprecamur, ut animam famuli tui N. N., quam de hoc saeculo migrare jussisti, in pacis ac lucis regione constituas, et Sanctorum tuorum jubeas esse con Sortem

POR UNA SOLA DIFUNTA
Quaesumus, Domine, pro tua pietate miserere animae famulae tuae N. N., et à contagiis morta litatis exutam, in aeternae salvationis partem restitue.

ORACION POR UN SACERDOTE U OBISPO
Deus, qui inter Apostolicos sacerdotes famulos tuos, pontificali, seu sacerdotali, fecisti dignitate vigere: præsta, quæsumus, ut eorum quoque per petuo aggregentur consortio.

POR DOS O MAS DIFUNTOS
Deus, cuiproprium est misereri semper et par cere, propitiare animabus famulorum famularum que tuarum, et omnia eorum peccata dimitte ut mortalitatis vinculis absolutae, transire mereantur ad vitam

OREMUS.
Fidelium, Deus omnium Conditor et Redemptor, animabus famulorum famularumque tuarum remissionem cunctorum tribue peccatorum, ut indulgentiam, quam semper optaverunt, piis supplicationibus consequantur. Qui vivis et regnas in saecula saeculorum. Amen.
Requiem aeternam dona eis, Domine. Et lux perpetua luceat eis.


OFRECIMIENTO PARA EL ÚLTIMO DIA.

Dulcísimo Jesús , Redentor amoroso de las al mas; en este dia, último de los treinta que hemos consagrado al socorro de vuestras queridas esposas detenidas en la terrible cárcel del Purgatorio , os ofrecemos por mano de María Santísima, vuestra amorosa Madre, este pequeño ramillete, formado de todos los rosarios, meditaciones, limosnas, sacrificios, comuniones, mortificaciones y demás obras buenas que con vuestra divina gracia hemos hecho en este mes para socorro de aquellas almas. Poco es oh Señor! para lo que Vos hubiérais deseado; poco para lo que vuestras esposas merecian; pero compadeceos de nuestra fragilidad y de nuestra pobreza, y aumentadlo Vos con el valor de vuestra Sangre preciosísima. No miréis a los muchos defectos de que somos reos para con vuestra divina justicia, sino mirad más bien a vuestra in finita misericordia, de cuyos benignos efectos tanto os complaceis. Y llevado, Jesús mío, de esta misma misericordia, dignaos escuchar nuestras pobres oraciones, y dadnos el consuelo de que antes que salgamos de este templo salgan libres de la voracidad de aquellas llamas un gran número de almas, que vayan a aumentar el número de los ciudadanos del cielo. No os olvideis, por último, ¡oh Señor! de los que procuramos en este mes acarrearles tanto bien, y en el amarguísimo trance de nuestra muerte confortadnos con la abundancia de vuestra gracia; y cuando nos encontráremos en la terrible cárcel del Purgatorio, no tardeis !Oh Señor! en aceptar las súplicas que os hicieren …