ADRIAN RIVERA

Salomón se casó con la sabiduría...
Fray Martin de Porres con la humildad...
San Francisco de Asís con la pobreza...
Y tú te casas contigo mismo, con tus deseos, con tus éxitos mundanos, con tu carne y sentidos y crees que con eso eres digno de ser admirado.
Uno se casa con las o la virtud que Dios pone en el corazón de las almas que Dios escoge como instrumentos de salvación, son ejemplos a seguir, no el cantante, el futbolista, o tus padres que no siguen a Dios.
Si te casas contigo mismo, te casas con el Demonio porque hiciste a un lado a Dios de tu vida y lo moldeaste a tu conveniencia, los hijos se crian para Dios, no para los berrinches de los padres mal formados.
De las virtudes teologales(3) y cardinales(4) salen todas las demás y no de las virtudes inventadas por el ser humano como virtudes humanas.
El primer paso para conseguir la santidad es la OBEDIENCIA, sin importar si te nace o no, si lo sientes o no o si lo comprendes o no, no es algo racional o sentimental, es algo ESPIRITUAL, ya Dios te dará las gracias necesarias para entender y vivir las sagradas escrituras, sano magisterio y santa tradición.

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