MES DE LAS ALMAS DEL PURGATORIO-DIA VEINTICUATRO (antigua devocion 1863) DIA VEINTICUATRO. Rezo del Santo Rosario por los difuntos MEDITACION. Razones generales que nos obligan a socorrer a las almas …Más
MES DE LAS ALMAS DEL PURGATORIO-DIA VEINTICUATRO (antigua devocion 1863)

DIA VEINTICUATRO.

Rezo del Santo Rosario por los difuntos

MEDITACION. Razones generales que nos obligan a socorrer a las almas del Purgatorio.

PUNTO PRIMERO.

El amor es la vida de todo corazón; y la naturaleza ha impreso de tal modo este sentimiento en todos los vivientes, que no solo le experimentan las criaturas racionales hacia sus semejantes, sino también las bestias hacia la propia especie; y este sentimiento no se extingue en los hombres con la muerte, sino que dura más allá del sepulcro. No hay sobre la tierra nación tan bárbara que no se tome cuidado de sus difuntos, que no sienta piedad de sus almas, y que no procure en algún modo sufragarlos. La naturaleza, pues, nos lleva por sí misma a tener compasión del infelicísimo estado de las almas que penan en el Purgatorio, a las cuales estamos unidos por la humanidad; y sería una barbarie el resistir a un sentimiento tan vivo del corazón humano.

PUNTO II.

La Religión no rompe los vínculos de la naturaleza, antes bien los estrecha, los refuerza, los perfecciona. El vínculo de la hermandad universal que reina entre todos los hombres por razón de la descendencia del primer padre Adán, es mucho más íntimo y perfecto entre nosotros los cristianos por motivo de la Religión, que a todos nos une en Jesucristo. Él es la cabeza de los fieles, y cada uno de estos, miembros de su cuerpo místico la Iglesia. Debemos, pues, mirar en general a las almas del Purgatorio como a una parte del todo, como a una porción de nosotros mismos; porque no están ellas separadas de la Iglesia, sino que antes bien forman la porción más escogida, que presto será glorificada en el cielo. Trasladémonos, pues, en espíritu con los sentimientos de una religión llena de caridad a visitar el Purgatorio, y consolemos a aquellas almas desoladas en sus angustias.

PUNTO III.

La razón de patria nos hace más cercanos e inmediatos a quienes cupo en suerte el mismo país natal que a nosotros. El conocimiento especial de cada uno de ellos, las diversas relaciones que con ellos nos unen, la uniformidad de hábitos que se adquiere cohabitando con ellos, son otros tantos títulos que nos obligan a tener especial consideración con nuestros conciudadanos, no menos en esta que en la otra vida. En esta tienen principio las relaciones de patria, que se completan después en aquella gran patria que es el cielo, donde todos estaremos reunidos en caridad perfecta. Hasta tanto, pues, que lleguemos a aquel dichoso término, siempre nos obligan los deberes de patria, los cuales deben animarnos a ser tanto más generosos con el Purgatorio, cuanto que se encuentran ya en el último grado de necesidad aquellas benditas almas. Recordemos por tanto con frecuencia los tres referidos títulos de naturaleza, de religión, de patria, y nos moveremos eficazmente a generosa piedad para con los difuntos.

ORACION.

¡Gran Dios! Tú inspiraste é imprimiste en los corazones de los hombres las leyes de la naturaleza, Tú las máximas de la Religión, Tú el amor de la patria, con el objeto de que ellos se ayudasen en vida mutuamente, y no se olvidasen los unos de los otros después de la muerte. ¡Ah! Tú que eres el autor de todo generoso sentimiento, renueva entre nosotros la observancia de tan santas leyes, la emulación de tan venerables máximas, la práctica de amor tan saludable, para que, inflamado nuestro corazón en este triplicado espíritu de beneficencia, derrame sobre el Purgatorio sufragios con generosa abundancia.

EJEMPLO.

Gracian Punzoni, cura párroco de Arona, era tan aficionado a las obras de piedad, que solía socorrer a los difuntos en el cuerpo y en el alma; en el cuerpo dándoles sepultura, en el alma sufragándoles de continuo. Se le ofreció un vasto campo para ejercer su caridad un año en particular, en que una enfermedad contagiosa hizo por aquella comarca terrible estrago. Feneció un gran número de ciudadanos y de soldados napolitanos de la guarnición; y el buen párroco se empleaba con solicitud en asistirles durante la enfermedad, en darles sepultura después de muertos, y en hacer sufragios por sus almas. Terminado el contagio, mientras que un dia se paseaba junto al cementerio con el piadosísimo gobernador de aquella ciudad, D. Alfonso Sanchez, vieron entrambos salir de una puerta de aquel sagrado recinto y entrar por otra una larga fila de personas cobijadas bajo un lúgubre manto. Cuanto mas fijaban la vista, tanto les parecía la cosa menos natural, por lo que juzgaron ser aquella una misteriosa visión, y empezaron a concebir un ardiente deseo de adivinar lo que querían dar a entender, y lo que pretendían aquellos que salían y entraban en procesión. Aquellas, decía el gobernador, son las almas de los pobres soldados de la guarnición muertos hace poco, los cuales, no teniendo quien les socorra, imploran nuestra piedad de este modo. Yo soy de opinión, replicaba el párroco, que deben ser las almas de los soldados extranjeros más bien que las de nuestros conciudadanos; como quiera que sea, todos fueron hombres como nosotros, todos son hermanos nuestros en Jesucristo, y nos pertenecen por naturaleza, por religión y por patria. Socorramos, pues, a todos, añadieron de acuerdo entrambos; y unidos en santa caridad ordenaron que aquella misma noche se diese la señal con la campana para un sufragio general de misas, que deberían celebrarse la mañana siguiente, como en efecto se hizo. Los motivos de naturaleza, de religión, de patria que impelieron al generoso socorro a estos dos personajes, nos muevan también al frecuente recuerdo y al sufragio de liberal piedad para con las almas que gimen en el Purgatorio. (Fr. Marcus Ant. Bona, Soc. Jesu, in vita Ven. Gratiani Punzoni, cap. viII.)

Rezaremos cinco Padrenuestros, Ave Marías y Requiem en memoria de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo en sufragio de los fieles difuntos suplicando al Eterno Padre se apiade de sus almas por la sangre que derramó su Divino Hijo, diciendo cinco veces

JACULATORIA.

Eterno Padre, por la preciosísima Sangre de Jesus, misericordia.

Padrenuestro, Ave María y Requiem.

SUFRAGIO. Omnis populus... communilamentatione el fletu unanimes preces suas Domino effuderunt... fini to... fletu el oratione completa, consolali suml. (Judith., vi, 14.)

Los sufragios comunes y las preces públicas por los difuntos hacen una violencia tan dulce al corazón de Dios, que suelen de ordinario producir un felicísimo efecto. -

Cuando en las familias religiosas, en las cofradías ó reuniones piadosas pasa a la otra vida algún miembro que les pertenece, todos sus hermanos hacen sufragios por él según el propio instituto, y en particular se celebran honras y se hacen aniversarios, a los cuales debe contribuir quien quiera que desee ser exacto en el cumplimiento de sus deberes. Todos los hombres, todos los fieles, todos los ciudadanos forman una sola familia, y por esto debe cada uno, según sus diversas relaciones, concurrir á los sufragios que celebran por los difuntos la Iglesia, la patria y la devoción de los fieles; y este sea cabalmente el propósito que hagamos hoy de no faltar jamás en lo sucesivo a los públicos y generales sufragios que han de hacerse en este lugar por los difuntos.

Añadiremos un Padrenuestro y Ave María por los propagadores de esta devoción.

EL JUICIO

Bajará al infierno el vicio,

Irá al cielo la virtud,

Vive con Solicitud

Preparado para el juicio.

¡Oh qué terrible suplicio

Para el que muera en pecado!

Mas para el que se ha lavado

En la sangre del Cordero,

Ya feliz le considero

A la gloria sentenciado.

De allí mira su patria suspirada

Y el no poder subir es su tormento.

SALMO 129.

De profundis clamavi ad te, Domine:

‘Domine, exaudi vocem meam.

Fiant aures tuæ intendentes

in vocem deprecationis meæ.

Si iniquitates observaveris, Domine:

‘Domine, quis sustinebit?

Quia apud te propitiatio est :

tuam sustinui te, Domine.

Sustinuit anima mea in verbo ejus:

speravit anima mea in Domino.

A custodia matutina usque ad noctem

speret Israel in Domino.

Quia apud Dominum misericordia,

et copiosa apud eum redemptio.

Et ipse redimet Israel

ex omnibus iniquitatibus ejus.

Requiem aeternam dona eis, Domine.

Et lux perpetua luceat eis.

A porta inferi. Erue, Domine, animas eorum.

Requiescant in pace. Amen.

Domine, exaudi orationem meam.

Et clamor meus ad te veniat.


Cuando se quieran hacer sufragios particulares por el alma de algún difunto, se dirá:

POR UN SOLO DIFUNTO

Inclina, Domine, aurem tuam ad preces nostras, quibus misericordiam tuam supplices deprecamur, ut animam famuli tui N. N., quam de hoc saeculo migrare jussisti, in pacis ac lucis regione constituas, et Sanctorum tuorum jubeas esse con Sortem

POR UNA SOLA DIFUNTA

Quaesumus, Domine, pro tua pietate miserere animae famulae tuae N. N., et à contagiis morta litatis exutam, in aeternae salvationis partem restitue.

ORACION POR UN SACERDOTE U OBISPO

Deus, qui inter Apostolicos sacerdotes famulos tuos, pontificali, seu sacerdotali, fecisti dignitate vigere: præsta, quæsumus, ut eorum quoque per petuo aggregentur consortio.

POR DOS O MAS DIFUNTOS

Deus, cuiproprium est misereri semper et par cere, propitiare animabus famulorum famularum que tuarum, et omnia eorum peccata dimitte ut mortalitatis vinculis absolutae, transire mereantur ad vitam

OREMUS.

Fidelium, Deus omnium Conditor et Redemptor, animabus famulorum famularumque tuarum remissionem cunctorum tribue peccatorum, ut indulgentiam, quam semper optaverunt, piis supplicationibus consequantur. Qui vivis et regnas in saecula saeculorum. Amen.

Requiem aeternam dona eis, Domine. Et lux perpetua luceat eis.