Cardenal Müller advierte contra la megalomanía alemana
Los consejeros de Francisco quieren reconstruir la Iglesia según el “deseo de los hombres” (Gal 1, 10), analiza Müller. Explica que hasta hace poco eran “enemigos acérrimos” de Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI, pero con Francisco “dieron un giro de 180 grados” y ahora defienden “un absolutismo papal”.
Convierten en dogmas las opiniones privadas de Francisco sobre el cambio climático, la propiedad privada, la inmigración masiva y la vacunación del coronavirus, y degradan los verdaderos dogmas a “opiniones privadas de guardianes de la fe pastoralmente insensibles”.
Como ejemplo, Müller cita los panegíricos que los obispos cantaron sobre el difunto Hans Küng: “El hecho de que negara la divinidad de Jesucristo les deja fríos”.
Müller explica que una “resurgente megalomanía alemana” inspira a algunos obispos, teólogos y funcionarios laicos alemanes -según admiten- la conciencia de una “superioridad espiritual y moral”.
Los secularizados obispos alemanes quieren situar la autonomía de su “Iglesia nacional”, su “camino sinodal” y su moral sexual centrada en la lujuria en la cima de la Iglesia, explica Müller. Ellos se consideran la “locomotora” que arrastra a otras iglesias locales retrasadas como vagones de tren detrás de la pretensión alemana de liderazgo.
Para Müller, las palabras de moda utilizadas por los alemanes, como “realidad de vida”, son monedas que suenan de una moneda descubierta.
Dice sobre su época como miembro de la Conferencia Episcopal Alemana, “que se trataba sobre todo de cuestiones político-financieras, incluyendo el acoso a los cohermanos no deseados, pero raramente sobre cuestiones de fe".
Imagen: Gerhard Ludwig Müller, © Mazur, CC BY-NC-ND, #newsRrtxkdewps