Beato Buenaventura de Pistoya, un prior de primera-el 14 de diciembre.
diócesistv fecha: 14 de diciembre
n.: c. 1240 - †: c. 1315 - país: Italia
otras formas del nombre: Buenaventura de Pistoia
canonización: Conf. Culto: Pío VIII 23 abr 1822
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: En Orvieto, de la Toscana, beato Buenaventura Bonaccorsi, presbítero de la Orden de los Siervos de María, el cual, conmovido por la predicación de san Felipe Benizi, le ayudó a pacificar las facciones en las ciudades de Italia.
En 1276, san Felipe Benizi fue a Pistoia a presidir el capítulo general de los servitas y aprovechó la oportunidad para predicar al pueblo, que estaba muy dividido. Entre sus oyentes había un hombre de unos treinta y seis años, perteciente a la noble familia Buonaccorsi, que era el jefe de los gibelinos y, en materia de piedad, era un caso desesperado. El hombre, que se llamaba Buenaventura, quedó tan conmovido de la exhortación que hizo el santo por la paz y concordia, que fue a verle y se acusó de ser uno de los principales causantes del desorden, la miseria y la injusticia que reinaban. Su arrepentimiento era tan profundo, que pidió la admisión en la orden de los servitas. San Felipe, que naturalmente desconfiaba un poco de aquella conversión tan súbita, le probó imponiéndole una penitencia pública. En efecto, Buenaventura debía reparar todos sus excesos y pedir perdón personalmente a todos aquéllos a quienes había hecho daño. Buenaventura se sometió de buen grado a aquella penitencia y la ejecutó puntualmente. Entonces, San Felipe le llevó consigo a Monte Senario para que hiciese el noviciado en la casa madre de la Orden. Buenaventura perseveró en su buen propósito. Después de su profesión, fue el compañero de viajes de san Felipe y recibió la ordenación sacerdotal. Durante los años siguientes, acompañó constantemente al prior general, quien, junto con el legado pontificio, que era el cardenal Latino, trató de restablecer la paz en Bolonia, Florencia y otras ciudades en las que reinaba la división. Naturalmente, las gentes quedaban muy impresionadas cuando veían al antiguo gibelino en hábito de mendicante, predicando el amor fraternal.
En 1282, el beato Buenaventura fue nombrado superior de Orvieto. Cuando murió san Felipe, el sucesor de éste, que fue el P. Lottaringo, le llamó a su lado. Más tarde, el beato fue nombrado predicador apostólico para que misionase en toda Italia y lo hizo con gran fruto de las almas. En 1303, fue elegido por segunda vez superior de Montepulciano y ayudó a santa Inés a fundar una comunidad de religiosas de Santo Domingo, de las que fue director espiritual. De allí pasó a Pistoia, su ciudad natal, que estaba desgarrada por la guerra civil y amenazada por los florentinos. El beato hizo cuanto pudo por renovar en el pueblo la conciencia de sus responsabilidades cristianas, sobre todo, mediante la creación de cofradías y la difusión de la tercera orden de los servitas, y predicó incansablemente la paz y la unión. Murió en Orvieto, el 14 de diciembre de 1315 y fue sepultado en la capilla de Nuestra Señora de los Dolores de la iglesia de los servitas. Así le mostró el pueblo la veneración que le profesaba. Desde antes de morir, se le llamaba en Orvieto «il Beato», y se le atribuyeron milagros antes y después de su muerte. Su culto fue confirmado en 1822.
A lo que parece, no existe ninguna biografía medieval del beato; pero Poccianti, en su Chronicon (1567), refiere los principales datos de su vida. En ese documento se basa A. Giani, Annales Ordinis Servorum, vol. I, pp. 118 ss. y passim. Véase también Sporr, Lebensbilder aus dem Servitenorden (1892), p. 621; y los primeros volúmenes de Monumenta Ordinis Servorum B.M.V., publicados a partir de 1892.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Beato Buenaventura Bonaccorsi, religioso presbítero - el 14 de diciembre
fecha de inscripción en el santoral: 14 de diciembre
n.: c. 1240 - †: c. 1315 - país: Italia
otras formas del nombre: Buenaventura de Pistoia
canonización: Conf. Culto: Pío VIII 23 abr 1822
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: En Orvieto, de la Toscana, beato Buenaventura Bonaccorsi, presbítero de la Orden de los Siervos de María, el cual, conmovido por la predicación de san Felipe Benizi, le ayudó a pacificar las facciones en las ciudades de Italia.
En 1276, san Felipe Benizi fue a Pistoia a presidir el capítulo general de los servitas y aprovechó la oportunidad para predicar al pueblo, que estaba muy dividido. Entre sus oyentes había un hombre de unos treinta y seis años, perteciente a la noble familia Buonaccorsi, que era el jefe de los gibelinos y, en materia de piedad, era un caso desesperado. El hombre, que se llamaba Buenaventura, quedó tan conmovido de la exhortación que hizo el santo por la paz y concordia, que fue a verle y se acusó de ser uno de los principales causantes del desorden, la miseria y la injusticia que reinaban. Su arrepentimiento era tan profundo, que pidió la admisión en la orden de los servitas. San Felipe, que naturalmente desconfiaba un poco de aquella conversión tan súbita, le probó imponiéndole una penitencia pública. En efecto, Buenaventura debía reparar todos sus excesos y pedir perdón personalmente a todos aquéllos a quienes había hecho daño. Buenaventura se sometió de buen grado a aquella penitencia y la ejecutó puntualmente. Entonces, San Felipe le llevó consigo a Monte Senario para que hiciese el noviciado en la casa madre de la Orden. Buenaventura perseveró en su buen propósito. Después de su profesión, fue el compañero de viajes de san Felipe y recibió la ordenación sacerdotal. Durante los años siguientes, acompañó constantemente al prior general, quien, junto con el legado pontificio, que era el cardenal Latino, trató de restablecer la paz en Bolonia, Florencia y otras ciudades en las que reinaba la división. Naturalmente, las gentes quedaban muy impresionadas cuando veían al antiguo gibelino en hábito de mendicante, predicando el amor fraternal.
En 1282, el beato Buenaventura fue nombrado superior de Orvieto. Cuando murió san Felipe, el sucesor de éste, que fue el P. Lottaringo, le llamó a su lado. Más tarde, el beato fue nombrado predicador apostólico para que misionase en toda Italia y lo hizo con gran fruto de las almas. En 1303, fue elegido por segunda vez superior de Montepulciano y ayudó a santa Inés a fundar una comunidad de religiosas de Santo Domingo, de las que fue director espiritual. De allí pasó a Pistoia, su ciudad natal, que estaba desgarrada por la guerra civil y amenazada por los florentinos. El beato hizo cuanto pudo por renovar en el pueblo la conciencia de sus responsabilidades cristianas, sobre todo, mediante la creación de cofradías y la difusión de la tercera orden de los servitas, y predicó incansablemente la paz y la unión. Murió en Orvieto, el 14 de diciembre de 1315 y fue sepultado en la capilla de Nuestra Señora de los Dolores de la iglesia de los servitas. Así le mostró el pueblo la veneración que le profesaba. Desde antes de morir, se le llamaba en Orvieto «il Beato», y se le atribuyeron milagros antes y después de su muerte. Su culto fue confirmado en 1822.
A lo que parece, no existe ninguna biografía medieval del beato; pero Poccianti, en su Chronicon (1567), refiere los principales datos de su vida. En ese documento se basa A. Giani, Annales Ordinis Servorum, vol. I, pp. 118 ss. y passim. Véase también Sporr, Lebensbilder aus dem Servitenorden (1892), p. 621; y los primeros volúmenes de Monumenta Ordinis Servorum B.M.V., publicados a partir de 1892.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Le bienheureux Bonaventura Bonaccorsi se flagelle devant un crucifix (1633).
San Juan de la Cruz, presbítero y doctor de la Iglesia
Memoria de san Juan de la Cruz, presbítero de la Orden de los Carmelitas y doctor de la Iglesia, el cual, por consejo de santa Teresa, fue el primero de los hermanos que emprendió la reforma de la Orden, empeño que sostuvo con muchos trabajos, obras y duras tribulaciones, y, como lo demuestra en sus escritos, «buscando una vida escondida en Cristo y quemado por la llama de su amor, subió al monte de Dios por la noche oscura». Descansando finalmente en el Señor, en Úbeda, lugar de la provincia española de Jaén. († 1591)
Santos Herón, Ateo, Isidoro y Dióscoro, mártires
En Alejandría de Egipto, conmemoración de los santos Herón, Ateo e Isidoro, así como el niño de doce años Dióscoro, mártires todos durante la persecución bajo Decio. Cuando el juez vio a los tres primeros fuertes en la fe y destrozados por repetidos tormentos, los mandó quemar, pero a san Dióscoro, flagelado, le aplazó la muerte. († 250)
Santos Tirso, Leucio, Calínico y compañeros, mártires
En Apolonia, de Bitinia, santos Tirso, Leucio, Calinico y compañeros, mártires, los cuales, según se dice, también en tiempo del emperador Decio sufrieron el sacrificio. († c. 250)
Santa Dróside, mártir
En Antioquía de Siria, santa Dróside, mártir, que, como nos dice san Juan Crisóstomo, fue quemada viva por confirmar su fe cristiana. († s. III/IV)
Santos Ares, Promo y Elías, mártires
En Ascalón, población de Palestina, santos Ares, Promo y Elías, mártires, los cuales, al querer marchar de Egipto a Cilicia para visitar y ayudar a los confesores de Cristo en la persecución desencadenada por el emperador Maximino, fueron apresados en Cesarea, donde les maltrataron los ojos y los pies, y llevados luego a Ascalón por mandato del prefecto Firmiliano, consumaron su martirio al ser Ares quemado vivo y los otros dos decapitados. († 308/ 309)
San Pompeyo de Pavía, obispo
En Pavía, de la Lombardía, san Pompeyo, obispo, que durante pocos pero pacíficos años sucedió a san Siro, y luego descansó en el Señor. († s. IV)
Santos Nicasio, Eutropia, Florencio y Jocundo, mártires
En Reims, en la Galia Bélgica, pasión de san Nicasio, obispo, que ante la puerta de la basílica que había edificado fue asesinado, junto con su hermana Eutropia, virgen consagrada a Cristo, así como con Florencio, diácono, y Jocundo, por unos paganos que irrumpieron violentamente. († 407 o 451)
San Agnelo, abad
En Nápoles, de la Campania, san Agnelo, abad del monasterio de san Gaudioso. († c. 596)
* San Venancio Fortunato, obispo (2 coms.)
En Poitiers, de Aquitania, san Venancio Fortunato, obispo, que escribió las gestas de muchos santos y con elegantes himnos honró la santa Cruz. († c. 610)
* San Folcuino de Thérouanne , obispo
En el territorio de Thérouanne, en la Galia septentrional, san Folcuino, obispo. († 855)
Beato Buenaventura Bonaccorsi, religioso presbítero
En Orvieto, de la Toscana, beato Buenaventura Bonaccorsi, presbítero de la Orden de los Siervos de María, el cual, conmovido por la predicación de san Felipe Benizi, le ayudó a pacificar las facciones en las ciudades de Italia. († c. 1315)
San Nimattullah al-Hardini, religioso presbítero
En el lugar llamado Klifane, en el Líbano, san Nimattullah al-Hardini, presbítero de la Orden Libanesa Maronita, dedicado a los estudios teológicos y a la pastoral entre los jóvenes, y eminente por su espíritu de oración y penitencia. († 1858)
Beata Francisca Schervier, virgen y fundadora
En Aquisgrán, en Alemania, beata Francisca Schervier, virgen, que fue solícita en el cuidado de los indigentes, enfermos y afligidos en la ciudad, y fundó la Congregación de Hermanas de los Pobres de San Francisco, para subvenir a las necesidades de los menesterosos. († 1876)
Beato Protasio Cubells Minguell, religioso y mártir
En Barcelona, en España, beato Protasio (Antonio) Cubells Minguell, religioso de la Orden de San Juan de Dios y mártir, que, cuando arreciaba la persecución contra la Iglesia, fue muerto por odio a la fe. († 1936)