El Papa Francisco y las elecciones europeas, el nuevo orden católico, falta de finura, electricista a proceso, pelea en los museos vaticanos.
El Papa Francisco y las elecciones europeas, el nuevo orden católico, falta de finura, electricista a proceso, pelea en los museos vaticanos.
Por SPECOLA | 22 mayo, 2019
Llevamos unos días en que la política italiana está marcando las noticias de información religiosa. Intentamos en nuestra selección de noticias evitar los temas demasiado locales que evidentemente no interesan a la inmensa mayoría de nuestros lectores alejados del mundo interno italiano. Lo que estamos viviendo en estas elecciones nos parece de especial importancia no solo para Italia sino que puede ser un reflejo de lo que está sucediendo, o puede suceder, en otros muchos países.
La posición de la que goza el papa en Italia no existe en otras partes del planeta. Es un jefe de estado con mando en plaza y así se presenta ante el gobierno italiano. Italia rodea al micro estado papal y su realidad política inunda las preocupaciones vaticanas. Los dirigentes vaticanos, en su inmensa mayoría, y la casi totalidad de sus trabajadores son de nacionalidad solo italiana. Por mucho que queramos teorizar sobre la independencia del estado pontificio su relación con Italia digamos que es cuando menos peculiar y no comparable a la de otros estados.
Los dirigentes de la Iglesia católica hasta el Papa Benedicto XVI han mantenido una posición muy clara y razonada en contra de la imposición de nuevo orden mundial. El papado era uno de los bastiones a abatir por su oposición, muy peligrosa por ser razonada y de gran prestigio, a las imposiciones universales que se pretenden. El verdadero cambio al que estamos asistiendo es que el Papa Francisco se ha entregado a la defensa de los postulados del nuevo orden mundial de una forma descarada y con gran entusiasmo.
Las razones se nos escapan pero los hechos son más que evidentes. Lo que estamos viviendo en Italia es esto. Por todo el mundo están naciendo movimientos sociales en contra de las imposiciones del nuevo orden mundial, No hay unidad entre ellos y son muy desiguales en sus visiones de la sociedad que quieren pero todos coinciden en que están en contra de la ideológica dominante.
Hasta hace poco tiempo se daba por hecho que era imposible luchar contra el nuevo orden mundial y que este se estaba imponiendo con fuerza y éxito en todo el mundo. De aquí nos tenia que venir la paz perpetua y la concordia entre las naciones y esas cosas. Las Naciones Unidas se dedican a esto pero no cuentan con muchos recursos y se han inventado lo del calentamiento global y otras cosas similares para recaudar enormes sumas de los estados ante una presunta emergencia planetaria y destinarlas a implantar sus postulados. El calentamiento, la difusión de la pornografía y de la ideología de género en los sistemas escolares, la presunta liberación de la mujer a través de la engañosa salud reproductiva y por supuesto del aborto son sus mecanismos de control social. La epidemia de opiáceos, legales y ilegales, forma parte de este macabro plan. Caminamos hacia una sociedad en donde sus ciudadanos tienen el alma destrozada y así son mucho más manipulables.
La fe cristiana, la revelación divina que nos viene a través de Jesucristo nos hace libres, rompe las ataduras de las esclavitudes humanas y por eso siempre, y muy especialmente ahora, es algo tremendamente peligroso. Nos pretenden vender lo contrario, que la religión destruye las personas y no es así. Es una trampa demoniaca en la que no debemos caer.
En toda esta maraña la confusión va muy bien y el rio revuelto funciona para pescar incautos. Lo que no entendemos es que hace el Papa Francisco defendiendo con todas sus fuerzas y descaradamente todo esto. Los italianos están habituados a una gran sutileza en sus relaciones sociales. La sabiduría secular de un mundo complicado ha desarrollado en estas tierras un especial arte político. La posición actual del Papa Francisco horroriza, incluso a los que la pueden compartir, por sus formas vulgares. Se justifica por su origen peronista y sus formas sureñas. Recordamos la famosa frase de Andreotti sobre la política española de la transición: ‘manca finezza’, si en aquel momento faltaba finezza ahora es que estamos en el exaltación de la vulgaridad . Eso es lo que estamos viviendo en estos momentos ante la perplejidad de propios y extraños. Asistimos a un cambio de paradigma en donde unos se resisten a morir, y pretenden morir matando, y otros están naciendo y entrando en las dificultades del crecimiento.
Mientras el cardenal electricista recibe buenas palabras en el ministerio de interior empiezan los primeros pasos para su denuncia. Haría muy bien el bueno de Don Conrado en no fiarse ni de su sombra. En casa nunca le han querido mucho y el acto de sabotaje ha cambiado la indiferencia de los extraños. Es este momento todo será utilizado y, en su ingenuidad, se ha convertido en objeto de deseo. No son pocos los que ven con agrado su caída para hacer ver al Papa Francisco lo equivocado que esta en sus decisiones por no fiarse de buenos consejos. Las actividades del limosnero son analizadas con lupa y nos informan que tras la fachada de presuntas caridades no hay mucha realidad.
Triste caso de una religiosa española que aparece degollada a sus 77 años. Nos tememos que todo quede en un acto vandálico más sin proceder a una seria investigación de lo sucedido. Ser misionero se está convirtiendo en una profesión de riesgo.
El embajador de Venezuela ente Italia renuncia y estamos a la espera de quien será el nuevo y de que paternidad y cómo será acogido por el gobierno italiano que en esto también tiene el corazón más que partido.
La cola de entrada a los museos vaticanos es de las cosas más tercermundistas con las que se encuentran los sufridos turistas que llegan a la ciudad eterna. Ayer pudimos contemplar una pelea callejera, con detenidos por la policía, por la lucha que se da entre las agencias que pretenden quedarse con los turistas. Además de sufrir durante horas el sol o la lluvia romana existe el riesgo cierto de ser asaltados por una agencia que pretende venderte las entradas. Roma siempre Roma.
