El autómata de hoy, el hombre seguro de ayer.

Nada temen a quien como puede aparecer, o mejor, manifestarse como ladrón en la noche.

Igual debido a la edad, igual debido a haberse capitalizado suficientemente , demuestran su actual desdén acerca de cualquiera de los desgraciados acontecimientos diarios que sufrimos mayoritariamente.

Sí, los reconocen, pero son como un filme a comentar desde el patio de butacas pues ya ganaron su "prestigio" y piensan ganado el puesto de meros observadores.
La realidad es comentable, lamentable pero sufrida por terceros.

Me da la impresión que este hombre seguro de sí mismo pudiera caer en el ser mañana el ciberhombre a quien consulta el hombre conservado como tal, hoy sufriente, en sí para sus operaciones con la red o informaciones solicitadas por la tecnología.

El prestigio. No lo digo yo, se cita, es la base de la seguridad de los privilegiados.
No digo que no fuese merecido en su momento, la cuestión es cómo se mantiene el hoy "prestigio" a base de relaciones y capitulaciones para su "mantenimiento" en el tiempo.
The Wild Project #350 - Arturo Pérez-Reverte _ …

No ha lugar a pestañeo en la actualidad, ni anciano, ni adinerado, ni el prestigio ni las relaciones , ni la política con el poder o las tendencias.

El riesgo de caer en la distopía que sugiero para el futuro en ser un ser no pensante, mero instrumento de los herederos o actuales sufrientes resistentes me parece evidente.

Esto me dice que por desgracia en esta vida no podemos relajarnos aunque el "prestigio" nos rodee como una aureola y tengamos mano izquierda política para mantenerlo y explotarlo.

No podemos caer en tibiezas. Siendo tibio se nos presenta el destino distópico pues como todos, no sabemos si quizá mañana , la próxima natividad se presenta nuestro invitado como ladrón en la noche.

El cobrador pide cuentas, no solo de hoy sino de ayer.

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El espíritu de orgullo, soberbia, avaricia y envidia es el que reina hoy en el mundo, quienes si están con Dios se oponen rotundamente a este nauseabundo espíritu de maldad. Quien recibe a Dios en su corazón, quien con humildad se entrega a Dios como niño en brazos del padre con total confianza, recibirá la verdad de lo alto que lo hará libre y lo apartara de cualquier engaño.