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CONSAGRACIÓN A LA DIVINA MISERICORDIA DÍA 33 CONSAGRACIÓN A LA DIVINA MISERICORDIA DÍA 33 En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Breve silencio para ponerse en presencia de Dios …Más
CONSAGRACIÓN A LA DIVINA MISERICORDIA DÍA 33

CONSAGRACIÓN A LA DIVINA MISERICORDIA DÍA 33

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Breve silencio para ponerse en presencia de Dios e implorar la asistencia y luz del Espíritu Santo.

ORACIÓN DE SANTA FAUSTINA

“Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la Misericordia misma; en ti pongo toda mi esperanza”.

CITA

En la cruz María atestigua que la misericordia del Hijo de Dios no conoce límites y alcanza a todos sin excluir ninguno. Dirijamos a ella la antigua y siempre nueva oración del Salve Regina, para que nunca se canse de volver a nosotros sus ojos misericordiosos y nos haga dignos de contemplar el rostro de la misericordia, su Hijo Jesús.
Francisco. Misericordiae Vultus 24

REFLEXIÓN

María de pie junto a la cruz. El dolor jamás la hizo doblarse o apartar su mirada de su Hijo, como si con sus ojos pudiera acariciarlo, consolarlo y sostenerlo. Ella firme y dócil como Jesús en el cumplimiento de la voluntad de Dios. Su “Sí” renovado día a día desde la Encarnación, nunca dolió tanto. Pero ella, siempre llena del Espíritu Santo, sabía que la salvación del género humano residía en su Hijo clavado en la cruz. La intuición femenina de María y el rechazo de todo un pueblo que ahora era responsable de la crucifixión de su Hijo, deben haberle hecho pensar si en verdad valía la pena, si nosotros valíamos el derramamiento de sangre de su Hijo Santo, pero ella no dudó, ni por un segundo, en aceptar el sacrificio que ofrecía Jesús y en ser corredentora nuestra.

Madre mía, ¡qué buena eres! Te doy las gracias por haber aceptado ser el canal de la gracia con la que Dios planeó nuestra salvación. Tu vida estuvo marcada por el olvido de ti misma y el abandono confiado a la voluntad del Señor. El dolor te hizo su presa y la espada atravesó tu alma. ¡Como quisiera acompañarte en tu sufrimiento! Quisiera sostenerte en esos momentos de oscuridad, enjugar tus lágrimas y pedirte perdón por lo que tengo de culpa en la muerte de tu Hijo. Pero sé que dibujarías una sonrisa en tu rostro y llena de paz, haciendo gala de tu misericordia, me dirías que te conformas con que ame mucho a Jesús y que con humildad acepte el Cielo que me quiere regalar. Eso es lo que hace que todo haya valido la pena.

PROPÓSITO

Al meditar en las situaciones difíciles o dolorosas de mi vida, pediré a María su ayuda para poder imitar su: “Sí, hágase” con confianza infinita en Dios y su amor misericordioso.

❤❤❤ DÍA DE LA CONSAGRACIÓN ❤❤❤

DÍA 34

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Breve silencio para ponerse en presencia de Dios e implorar la asistencia y luz del Espíritu Santo.

ORACIÓN DE SANTA FAUSTINA

“Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la Misericordia misma; en ti pongo toda mi esperanza”.

CITA

EL LÍMITE DEL MAL ES LA MISERICORDIA

Quien puede poner un límite definitivo al mal es Dios mismo. Él es la Justicia misma… La Redención es el límite divino impuesto al mal, por la simple razón de que en ella el mal es vencido radicalmente por el bien, el odio por el amor, la muerte por la Resurrección. Solo el sacrificio de Cristo en la cruz tiene el poder de conceder al hombre la justicia ante Dios.
En Cristo, el hombre está llamado a una vida nueva, la vida del hijo en el Hijo, expresión perfecta de la gloria de Dios.
San Juan Pablo II. Memoria e Identidad

¡Qué descanso es saber lo grande que es la misericordia de Dios! Esta certeza debe de llenarnos de confianza pues lo único que Él espera de nosotros es que nos acojamos a su amor, que nos dejemos inundar por ese deseo que Él tiene de salvarnos y seguir amándonos por toda la eternidad. “¿Quién puede apartarnos del amor de Cristo?” (Rm 8,35) Ningún pecado, ninguna barrera puede impedir que yo llegue al cielo. Lo único que hace falta es que le entregue mis faltas, mis heridas, mis dolores y me abandone confiadamente en sus manos.

Si no es posible hacer la Consagración durante la celebración de la Santa Misa, se sugiere hacerla antes o después de la misa.

ANEXO 4 Y ANEXO 5

Leeré ante Cristo Eucaristía la carta que he preparado para consagrarme a su Divina Misericordia, y rezaré las siguientes oraciones.

ORACIÓN DE SAN JUAN PABLO II

Dios, Padre misericordioso,
que has revelado tu amor en tu Hijo Jesucristo
y lo has derramado sobre nosotros
en el Espíritu Santo, Consolador,
te encomendamos hoy el destino del mundo
y de todo hombre.
Inclínate hacia nosotros, pecadores;
sana nuestra debilidad, derrota todo mal;
haz que todos los habitantes de la tierra
experimenten tu Misericordia,
para que en ti, Dios uno y trino
encuentren siempre la fuente de esperanza.
Padre eterno,
por la dolorosa pasión y resurrección de tu Hijo,
ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
Amén.

ORACIÓN PARA VIVIR
LA MISERICORDIA

Tú me abres Señor una puerta
y llenas de luz mi esperanza gastada.
Tú me cargas en tus hombros
y sostienes mi fe cansada.

Me recuerdas con ternura mis miserias
con tu mano tendida que acaricia.
Y repites a mi alma:
dame lo mío y toma lo tuyo.

¿Qué es lo tuyo Señor?
¿Por qué tengo miedo de este intercambio?
Tú has venido a cargar mis miserias
y sólo me pides que abra mi puerta.

Entras contento como un buen ladrón
me robas los miedos, rencores y dudas
y con tu huella profunda me marcas
dejando una estela de paz infinita.

Tu misericordia me levanta.
Tu misericordia me limpia.
Tu misericordia me alegra.
Tu misericordia me da vida.

¡Ven Señor Jesús!
Rompe las ataduras del pecado.
Venda mis heridas más profundas.
Carga mi cuerpo tan cansado.
Sana mi alma lastimada.

Y que restaurado por tu Amor
vaya y haga yo lo mismo con mi hermano.
Aquél que más me necesita.
Aquél que más me ha herido.
Aquél que es más temido.

Porque es deber de gratitud
crear una cadena de misericordia
tan fuerte como el Amor que tú nos tienes
tan grande como tu paciencia
tan brillante como tu ternura.

Déjame entrar en tu corazón
abreme tu puerta
Para que entrando descubra
a todos mis hermanos
que lo son por el gran amor
con que tú nos has perdonado

📌 NOTA

Al iniciar este camino de preparación de consagración a La Divina Misericordia se nos recomendó ir anotando en una hoja todo lo que El Espíritu Santo nos fuera iluminando con respecto a nuestra vida como :
Pecados, heridas rencores, dolores, angustias, y todo aquello que nos ha hecho entristecer.

Por lo tanto :

🔴 Elaboraremos una carta personal para entregarle a Jesús basado en lo que hayamos podido anotar o en nuestra vivencia a lo largo de estos días pidiéndole que nos de un corazón semejante al de Él.

La carta ha de ser escrita con sinceridad, amor y confianza, sabiendo que cuando reconocemos nuestras debilidades se manifiesta la gracia y se da ese intercambio entre nuestra miseria y La Misericordia.

❤ "Dame lo mío
y toma lo tuyo" ❤

Fuente:
www.facebook.com/…/1454936304530333

www.facebook.com/…/1454936687863628

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