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Rezando juntos. 15 de agosto. Solemnidad de la Asunciòn. San Lucas 1. 39-56. Ciclo C. 15 de agosto, solemnidad de la Asunciòn. Ciclo C Un especial saludo a todos, en este dìa, 15 de agosto, solemnidad …Más
Rezando juntos. 15 de agosto. Solemnidad de la Asunciòn. San Lucas 1. 39-56. Ciclo C.

15 de agosto, solemnidad de la Asunciòn. Ciclo C

Un especial saludo a todos, en este dìa, 15 de agosto, solemnidad de la Asunciòn de Marìa, dirigimos nuestra mirada hacia Marìa, subiendo con ella al Cielo, dirijamos nuestra oración a Dios, diciendo.

Dios lleno de amor, dirijo mi mirada hacia tì, y comienzo esta oración poniendo mi vida en tus manos, pues sè que en Tì todo lo puedo, envíame en este momento de oraciòn, a tu ángel santo, para que pueda recibir sin temores el anuncio de la salvación, y abriendo mi corazón a tus enseñanzas, pueda ofrecerte mi amor y logre alcanzar mis sueños.

Atento a tu Palabra y con el corazón abierto y bien dispuesto, vamos a reflexionar en el Evangelio San Lucas 1, 39-56.

Hoy Señor nos alegramos con la fiesta de la Asunciòn, en ella nos ofreces un mensaje de esperanza, el anhelo que nos hace pensar en la dicha de alcanzar el Cielo, la gloria de Dios y en la alegría de tener a una madre que ha alcanzado la meta a la que todos aspiramos.

Este día, Señor, recordamos que María es una obra Tuya maravillosa. Concebida sin pecado original, el cuerpo de María estuvo siempre libre de pecado. Era totalmente pura. Su alma nunca se corrompiò. Su cuerpo nunca fue manchado por el pecado, fue siempre un templo santo e inmaculado, dame Jesùs la gracia de acercarme un poquito a ese ejemplo que ella me da.

Maria, te coronas con estas virtudes de fe, esperanza, caridad, humildad, sencillez, alegría, pureza y bondad.

Hoy me quieres llevar a pensar "en la vida del mundo futuro", me haces una invitación a vivir mi existencia de modo sabio, prudente y mirando hacia el futuro, a considerar atentamente mi destino, la eternidad y el paraíso al que me llamas. Asì tengo que comprometerme y asumir mi responsabilidad ante el mundo y construir un mundo mejor.

Marìa, en ese encuentro con tu prima Santa Isabel, en la que ella queda llena del Espìritu Santo y su creatura salta de gozo al escuchar tu voz. Con un corazón tocado por Dios, exclama: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor”.

Marìa al escuchar esas palabras de tu prima, elevas tu mirada a Dios y llena de su luz exclamas el Magnìficat: “Mi alma glorifica al Señor”, què humildad y sencillez, toda la gloria se la diriges a Dios, eres su esclava, tu espíritu se llena de jùbilo, al dirigirte a El, sientes tan cercana su mirada.

Despuès de esta experiencia, còmo no te llamaremos dichosa, es que realmente el Señor ha hecho cosas grandes en ti, y asì lo manifiestas, porque El todo lo puede. Proclamas que su nombre es santo y su misericordia llega a todos en todos los tiempos.

Tu experiencia de Dios ha sido algo tan personal, que no dudas en exclamar, que Dios exalta a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes, y asì dispersa a los de corazón altanero.

Gracias Marìa por tu Sì, gracias por el ejemplo de fidelidad a Dios, gracias porque fuiste un eslabón fundamental, en este plan de salvación, y còmo no alegrarnos con este gran triunfo, has subido en cuerpo y alma a la Gloria celeste.

Mi propósito hoy es esforzarme con la gracia de Dios, por mantener mi alma pura, ser una persona sencilla y humilde y agradecer a Dios todas las maravillas que ha hecho en mì. Pedirè la gracia de llegar al cielo como Marìa.

Mis queridos niños, Hoy festejamos a Marìa, ella después de su vida terrena ha alcanzado un gran premio, asì como los competidores que han ganado sus medallas en las olimpiadas, Marìa ha recibido el gran trofeo, la gran medalla, llegar al cielo y estar con Dios. Ella desde el cielo, vela por cada uno de nosotros, nos cuida e intercede por nosotros, pues es nuestra madre, sintámonos orgullosos de ella.

Terminemos nuestra oración, pidiendo la bendiciòn de Dios, y la bendiciòn de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y ES. Descienda sobre nosotros y nos cuide. Bonito dìa.