La Fe y la Ciencia.

El padre Jorge Loring en su libro para salvarte, narra cómo, después de años de estudios los científicos han llegado a la misma conclusión que los teólogos llevaban miles de años pregonando, la creación solo puede provenir de Dios. Las mismas leyes que rigen aquí controlan todo el universo, todo es perfecto y esa perfección y armonía que rige planetas, estrellas, sistemas solares, constelaciones, galaxias y el universo no es casualidad.

Un cerdo, por mucho que se le entrene, nunca podrá competir con un caballo de carreras; a lo más llegará a ser un cerdo veloz.
Un simio por más que teclee en un pc jamás entenderá que escribió una frase. Pero si se le da el tiempo suficiente en miles de millones de años quizá escriba una tira cómica. Pero no habrá cambiado, seguirá siendo un mico.

Existe la adaptabilidad y hay un diseño inteligente en la naturaleza, la teoría de que la creación y la vida es una casualidad, es una falacia, lo que existe es la causalidad y la causa de todo es Dios, ciertas características del universo y de los seres vivos se explican mejor por una causa inteligente, no por un proceso indirecto como la selección natural.

Algunas personas se resisten a creer en los milagros de Jesucristo.
Niegan el milagro porque dicen que eso es imposible.
Son hechos reales, y hay que darles alguna explicación. Las sanaciones pretenden atribuirlas a procedimientos ocultos y desconocidos; y cuando esto les resulta demasiado absurdo, entonces se limitan a negar tranquilamente el hecho. Este procedimiento es muy cómodo, pero resulta poco científico e ignorante.

Algún Iluminado dice que los panes y los peces no se multiplicaron, solo que no se acabaron, el pobre estúpido no explica de donde salió lo que no se acabó, si no había material.

Pasa lo mismo con toda la creación, aceptarla es muy difícil, es más fácil creer en la mala suerte de pasar bajo una escalera o en lo que dicen las cartas astrales, una invención humana.
Sin embargo, los testigos (testigo traduce mártir) de la ascensión de cristo a los cielos, los que lo vieron vivo, que fueron muchísimos, murieron martirizados, por defender la verdad de lo que decían, nadie se deja matar por sostener una mentira...
Dice San Juan: Lo que mis ojos vieron y oyeron mis oídos, de esto doy testimonio. Y por esa razón lo hirvieron vivo.

Incluso los mismos enemigos de Jesús no podían negar los hechos milagrosos que Jesús hacía, y los atribuían a Satanás. Incluso deciden matarlo porque: “Este hombre hace muchos milagros. Si lo dejamos, todos creerán en él”. Juan 11, 48

Dice el padre Loring. ”Los psicólogos afirman que la seguridad es uno de los elementos indispensables para el ser humano, de tal manera que su falta es fuente de neurosis. El deseo de seguridad es inherente a la naturaleza humana: nadie pone su dinero en un Banco donde tiene peligro de perderlo, nadie come alimentos podridos que puedan intoxicarle, un alpinista que escala una pared no se agarra a un clavo mientras éste no esté bien afirmado.
La fe es iluminadora, optimista y esperanzadora; porque es razonable.
En la biblioteca de madrid hay un incunable en el que Poncio Pilato escribe al emperador Tiberio sobre Cristo. Dice:

Después de ser flagelado, lo crucificaron. Su sepultura fue custodiada por mis soldados. Al tercer día resucitó. Los soldados recibieron dinero de los judíos para que dijeran que los discípulos robaron su cadáver. Pero ellos no quisieron callar y testificaron su resurrección”. Sabemos con certeza que existieron unas actas oficiales de Poncio Pilato, Procurador de Judea, al Emperador Tiberio, como era obligación y costumbre en el Imperio por testimonio de Tertuliano (siglo III).