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Previene cardenal Rivera Carrera de incumplir mandamientos de Dios

Lunes, 10 de diciembre de 2012 10:00 hrs
Francisco Luna Macías

• Santa María Inmaculada, ejemplo de obediencia, fidelidad y alegría.
Religiosos y laicos católicos tienen el compromiso de guardar fidelidad a los preceptos del Plan Divino, amonestó el Arzobispo Primado de México cardenal Norberto Rivera Carrera en Casa Tlalpan durante su homilía por la celebración de Santa María Inmaculada, patrona de los Seminarios de la Arquidiócesis de México.
Santa María Inmaculada es, por tanto, uno de los mayores modelos de obediencia, fidelidad y alegría en servir al Plan de Dios, destacó el cardenal Rivera Carrera tras referirse a Ella como ejemplo cuando anuncia:“Soy esclava de Dios, cúmplase en mí según tu Palabra”, a diferencia de la falta cometida por nuestros primeros padres Adán y Eva.
“Nuestra madre Eva eligió un proyecto distinto del divino; María es una mujer nueva que se define por el proyecto de Dios, en una alegre decisión de adherirse sin reticencias al Señor.”
El cardenal Rivera Carrera pronunció estas palabras ante obispos auxiliares, presbíteros, formadores, asesores, seminaristas y laicos comprometidos, quienes luego participaron de un convivio en las sede del Seminario Mayor, celebración adelantada a las festividades que se realizan comúnmente el 8 de diciembre de cada año en diversas parroquias de la capital del país.
Las palabras del cardenal Rivera previenen a laicos que aún consideran la posibilidad de improvisar formas distintas de relacionarse con Dios y sus semejantes, en contraposición a lo establecido por Nuestro Creador.
“El plan de Dios es un programa de armonías; las más importantes son las armonías del hombre con su semejante y de Dios con el hombre”, y por tanto “no tiene cabida en el mundo que el hombre y la mujer prescindan del proyecto de Dios”.
También previno a religiosos que aún piensan: “Soy sacerdote mientras predico, pero fuera es otra cosa; no existen esos espacios en que puedan decir: ‘Ya afuera, le prenderé su veladora al diablo’”.
“La Iglesia Católica es signo de Dios en el tejido humano, no hay mutación ni cambio alguno; somos socios de Dios para realizar el proceso de salvación”, dirigió el Cardenal estas palabras particularmente a quienes tienen compromiso o están por consagrar su vida al Señor.
Fungieron como anfitriones del evento el rector del Seminario Mayor presbítero Julián López Amozurrutia, acompañado por el vicerrector presbítero Ricardo Valenzuela.

Francisco Luna Macías:
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lo interesante.
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