EXHORTACIÓN APOSTÓLICA DILEXI TE DEL SANTO PADRE LEÓN XIV.
La Exhortación Apostólica DILEXI TE aborda el tema fundamental de EL AMOR HACIA LOS POBRES. Su título, que significa « Te he amado » (Ap 3,9), evoca la declaración de amor del Señor dirigida a una comunidad cristiana que no poseía recursos ni relevancia y estaba expuesta al desprecio y la violencia. Sin embargo, el Señor asegura que, a pesar de su debilidad, obligará a otros a postrarse delante de ella. Este texto, a su vez, trae a la memoria las palabras del cántico de María: « Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías » (Lc 1,52-53).
La declaración de amor en el Apocalipsis (Ap 3,9) remite al misterio profundizado por el Papa Francisco en la encíclica Dilexit nos, en la que se admiró cómo Jesús se identifica « con los más pequeños de la sociedad ». El Papa Francisco, de hecho, estaba preparando, en los últimos meses de su vida, esta misma exhortación apostólica. La tituló Dilexi te, imaginando que Cristo se dirigía a cada pobre para decirle: no tienes poder ni fuerza, pero « yo te he amado » (Ap 3,9).
El Santo Padre León XIV, habiendo recibido este proyecto como herencia, se alegra de hacerlo suyo, añadiendo algunas reflexiones, y proponerlo al comienzo de su pontificado, deseando que todos los cristianos puedan percibir la fuerte conexión que existe entre el amor de Cristo y su llamada a acercarnos a los pobres. El autor considera necesario insistir en este camino de santificación, pues en el « llamado a reconocerlo en los pobres y sufrientes se revela el mismo corazón de Cristo, sus sentimientos y opciones más profundas ».
Contemplar el amor de Cristo ayuda a prestar más atención al sufrimiento y a las carencias de los demás, y hace a los cristianos fuertes para participar en Su obra de liberación, siendo instrumentos para la difusión de Su amor. De esta manera, el afecto por el Señor se une íntimamente al afecto por los pobres, ya que en el contacto con quien no tiene poder ni grandeza se ofrece un modo fundamental de encuentro con el Señor de la historia.
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