El 9 de febrero la vidente Mirjana se encontraba en Italia, en la iglesia de Santa María Mayor de Trieste.
En el curso de su testimonio dijo:
"Como hermana de ustedes les ruego porque sé todo lo que la Santísima Virgen nos prepara ¡Amen!
¡Amen a sus sacerdotes! Ayúdenlos, oren por ellos, especialmente por nuestro Santo Padre. Sobre todo
para él que, en estos tiempos que estamos viviendo, tiene mucha necesidad de su ayuda, de nuestra
ayuda, de nuestras oraciones, de nuestro amor y no de nuestros juicios! Porque si mañana te encontraras
delante de Dios, qué les responderías si Él te dijera: ¡Cómo has podido juzgar! ¿Quién eres tú para
hacerlo?
Es por ello que, como hermana, les ruego: ¡pídanle a Dios el don del amor! Cuando tienes el don del amor,
nunca juzgas, nunca criticas, porque en cada persona ves a Jesús y encuentras siempre una justificación. Y
aún cuando te hagan daño, tú lo justificas, encuentras una excusa, porque para ti en tu vida Dios está en el
primer lugar y el resto pasa en segundo lugar. Sólo Dios permanece.
Únicamente estamos seguros de una sola cosa: que todos estaremos un día ante Dios y allí ¿alzaremos la
cabeza o la bajaremos?
Les suplico, oren también por nosotros, los videntes, para que podamos hacer correctamente todo lo que
Dios quiere de nosotros, porque es tan fácil equivocarse. Yo por mi parte oraré por ustedes con todo mi
corazón.