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Efraín
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"... juzgará a vivos y muertos", Art. 7 del Credo de los Apóstoles, exp. por San Tomás Aquino. Nuestro Señor Jesucristo ha sido constituido por Dios Juez de vivos y muertos. Como Rey de toda la creación …Más
"... juzgará a vivos y muertos", Art. 7 del Credo de los Apóstoles, exp. por San Tomás Aquino.

Nuestro Señor Jesucristo ha sido constituido por Dios Juez de vivos y muertos. Como Rey de toda la creación, dueño de todo lo existente, Jesucristo es Señor. Como Hijo de Dios y Dios con el Padre Celestial, en el Espíritu Santo, lo sabe todo, lo puede todo, lo oye todo, nada escapa a su escrutinio, las acciones e intenciones más secretas de los hombres están ante Jesucristo. Como Juez Divino, Jesucristo juzga a todos los hombres que mueren, ni un solo hombre que muere en el mundo escapa de su santo Juicio, somos juzgados por Él por el amor que tuvimos a Dios y a nuestro prójimo. Jesucristo será el que juzgue a todos lo hombres en el Juicio Universal. Después de que todos los hombres sean resucitados por el poder de Dios, serán apartados por los ángeles de Dios: los hombres buenos a la derecha de Jesucristo, los hombres malos y pecadores a la izquierda. Ya no habrá misericordia en ese día, no habrá clemencia para el que no tuvo clemencia. Debemos temer el Juicio universal porque todas nuestras acciones buenas y malas serán consideradas para nuestra salvación.

Jesucristo es el Santísimo, el Dios hecho Hombre para reconciliar a la humanidad entera con el Padre Celestial, después del pecado original que cometieron Adán y Eva; Él se hizo hombre, enviado por el Padre Celestial, porque Dios se compadeció de toda la raza humana, que en lugar de ir al Cielo descendía toda al infierno; por la concupiscencia, el demonio y el mundo, el Hombre no puede dejar el pecado, ni dejar de seguir pecando sin la gracia de Dios, gracia que solo Dios derrama sobre la humanidad al aceptar el sacrificio cruento en la Cruz que tuvo que padecer su único Hijo por la humanidad de todos los tiempos: Jesús. Jesucristo es Santo y nos quiere santos, nos pide que seamos santos, que seamos perfectos, como lo es el Padre celestial. Haciendo la voluntad del Padre Celestial somos considerados hermanos de Cristo, Hijos del Padre Celestial si nos bautizamos, así somos herederos del reino celestial que desde el principio de la creación del hombre Dios tiene destinado para nosotros.

Dios ha jurado que nada manchado entrará al reino de los cielos, lo ha jurado por su Santo Nombre. Jesucristo ama al Padre celestial con un amor inmenso, eterno, solo quiere hacer la voluntad del Padre Celestial. Lo que el Padre Celestial ama, Jesucristo lo ama; lo que Dios Padre aborrece, Jesucristo lo aborrece. Con Dios Espíritu Santo forman la Santísima Trinidad, un solo Dios en tres divinas personas, una sola esencia: la Divina.

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Artículo 7 del Credo de los Apóstoles: "De allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos", comentado por Santo Tomás de Aquino.