Comunión y aborto: asistencia papal al peronista abortista
Andrea Zambrano, 02-02-2020,
El Papa y el presidente Fernández hablaron cordialmente de todo, excepto el aborto, que él está introduciendo en Argentina. La Santa Sede obligada a dar marcha atrás: “Pero habló con el secretario de Estado”. El aborto devaluado a tema secundario. Y para el peronista conviviente llega también la Comunión.
Se ha hablado de todo, excepto del aborto. En realidad, no, pero sí, quiero decir... quizás. Vamos, la Iglesia está en estado de confusión. En Argentina, el debate es incandescente a causa de la voluntad del nuevo presidente albiceleste de despenalizar el aborto. Después del rechazo del Senado en el 2018, la ola de pañuelos verdes volvió a la carga, también gracias a las ambigüedades de su predecesor en la Casa Rosada, Mauricio Macri. Y el aborto fue el convidado de piedra que flotaba también en el salón del Vaticano donde el Papa Francisco se reunió el viernes con Alberto Fernández.
Pero en los 44 minutos de amabilidad y de muchos puntos comunes, entre ellos los temas sociales -como dicen las crónicas- no hubo espacio alguno para hablar sobre el aborto, que debería estar en el corazón de la Iglesia tal vez más que la pobreza y el desempleo y que todavía está orientando la agenda política en el país latino. Por lo tanto, no se habló del aborto en la conversación entre el Jefe de Estado y el Pontífice. Y la máquina de comunicación del Vaticano lo ha reafirmado rápidamente al corregir una gaffe que estaba creando algunos dolores de cabeza para el séquito del presidente. Casi remarcándolo con fuerza
De hecho, inmediatamente después del encuentro con el Papa, Fernández confirmó que proseguirá en su proyecto de dar a las mujeres que lo quieren el poder abortar legalmente.
El hecho es que la Santa Sede, en una nota justamente había dicho que en el transcurso del encuentro recién llevado a cabo se había hablado también de “protección de la vida desde la concepción”. Pero Fernández negó que en ese encuentro se haya hablado de este tema, definido “divisivo” por algunos de los informes periodísticos.
¿Entonces? ¿Los dos han hablado del aborto, sí o no? ¿Cuál es la versión correcta? Para desatar el nudo llegó un segundo comunicado de la Sala de Prensa: “No todos los temas citados en el comunicado sobre la audiencia con el presidente argentino han sido afrontados en la misma conversación. Algunos han sido examinados en el transcurso de un encuentro con la Secretaría de Estado, al margen del encuentro con el Santo Padre”, dijo Matteo Bruni, el director de la Sala de Prensa vaticana.
Traducido: sí, se habló del aborto, pero no con el Papa, sino con el cardenal Pietro Parolin. ¿Y en qué términos, entonces? Fernández pudo cerrar el cerco y – entrevistado por el diario La Nación – decir que “Parolin me manifestado su preocupación por el tema y me recordó que la posición de la Iglesia es siempre en defensa de la vida desde la concepción”, agregando que se ha tratado de un pasaje fugaz, después de lo cual se han afrontado otras cuestiones. Un intercambio de opiniones, digamos. Para honrar la firma por parte de la Santa Sede respecto de un presidente de la República que está introduciendo el aborto libre en su país, prometiendo aniquilar años de batallas de plaza y parlamentarias.
En resumen, no le ha ido mal al presidente peronista el paseo por el Vaticano, y gracias también a este "incidente" cerrado en tiempo y forma y con habilidad por los portavoces del Vaticano, pudo superar el último obstáculo: el de la oposición de la Iglesia a la ley de despenalización del aborto. Con una ambigüedad sospechosa: por un lado se reafirma la doctrina, pero por otro lado, también se ve este episodio, el tema del aborto pasa a ser un tema secundario, a tratar con el ministro de Relaciones Exteriores del Trastevere. Entre los varios y eventuales de un diálogo político bilateral.
Si no es una bendición para Fernández, falta poco para serlo. En cambio, no fue una bendición, sino un verdadero y preciso viático, lo que Fernández embolsó pocos minutos antes de reunirse con el Santo Padre: pudo comulgar en el Vaticano. Él, que no sólo es el ejemplo clásico de político abortista, sino que, es.wikipedia.org/wiki/Alberto_Fernández es.wikipedia.org/wiki/Alberto_Fernández con la periodista Fabiola Yañez, que se llama "compañera" para distinguirla de su ex esposa, no tendría las características para poder acceder al Sacramento y ni siquiera de presumir esa consistencia eucarística de la que se habla en Sacramentum Caritatis (n. 83).
El video adjunto está girando en los diarios de habla hispana y está indignando en las redes sociales: presenta al neo presidente de la República Argentina, Alberto Ángel Fernández, durante una Misa. Es la que celebró el 31 de enero pasado en el Vaticano por el canciller de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales, monseñor Marcelo Sánchez Sorondo, también argentino.
Pocos segundos, justo el momento para enmarcar al presidente y a su compañera tomando la Comunión. Los dos están retratados de espalda, pero se los reconoce bien y nadie ha intervenido para desmentir la atribución. ¿Escándalo, sacrilegio o tal vez sólo oportunismo político?
En las redes sociales se esparcen los comentarios, el más "dulce" es de este tenor: “Legaliza el aborto y comulga siendo divorciado vuelto a "casar". Qué vergüenza el Vaticano”.
Lo que es cierto es que a diferencia del recibimiento dado a Macri, Fernández puede decir que ha arrebatado una neutralidad muy especial de los Palacios Sagrados que sabe a una verdadera y auténtica asistencia. Que gastará inmediatamente, por ejemplo, el 1 de marzo, cuando enviará al Congreso argentino un proyecto para la despenalización del aborto. El último asalto voraz, entonces también para Argentina, el asesinato de niños se convertirá en un derecho. En el fondo, para un objetivo como éste, un viaje a Roma bien vale una Misa. Peronista o no, Fernández ha tomado seguramente del Caudillo la habilidad de utilizar la religión para sus propios fines. Sólo que esta vez la Iglesia lo deja hacer.
Publicado originalmente en italiano el 2 de febrero del 2020, en lanuovabq.it/it/comunione-e-abo…
Traducción al español por: José Arturo Quarracino
El Papa y el presidente Fernández hablaron cordialmente de todo, excepto el aborto, que él está introduciendo en Argentina. La Santa Sede obligada a dar marcha atrás: “Pero habló con el secretario de Estado”. El aborto devaluado a tema secundario. Y para el peronista conviviente llega también la Comunión.
Se ha hablado de todo, excepto del aborto. En realidad, no, pero sí, quiero decir... quizás. Vamos, la Iglesia está en estado de confusión. En Argentina, el debate es incandescente a causa de la voluntad del nuevo presidente albiceleste de despenalizar el aborto. Después del rechazo del Senado en el 2018, la ola de pañuelos verdes volvió a la carga, también gracias a las ambigüedades de su predecesor en la Casa Rosada, Mauricio Macri. Y el aborto fue el convidado de piedra que flotaba también en el salón del Vaticano donde el Papa Francisco se reunió el viernes con Alberto Fernández.
Pero en los 44 minutos de amabilidad y de muchos puntos comunes, entre ellos los temas sociales -como dicen las crónicas- no hubo espacio alguno para hablar sobre el aborto, que debería estar en el corazón de la Iglesia tal vez más que la pobreza y el desempleo y que todavía está orientando la agenda política en el país latino. Por lo tanto, no se habló del aborto en la conversación entre el Jefe de Estado y el Pontífice. Y la máquina de comunicación del Vaticano lo ha reafirmado rápidamente al corregir una gaffe que estaba creando algunos dolores de cabeza para el séquito del presidente. Casi remarcándolo con fuerza
De hecho, inmediatamente después del encuentro con el Papa, Fernández confirmó que proseguirá en su proyecto de dar a las mujeres que lo quieren el poder abortar legalmente.
El hecho es que la Santa Sede, en una nota justamente había dicho que en el transcurso del encuentro recién llevado a cabo se había hablado también de “protección de la vida desde la concepción”. Pero Fernández negó que en ese encuentro se haya hablado de este tema, definido “divisivo” por algunos de los informes periodísticos.
¿Entonces? ¿Los dos han hablado del aborto, sí o no? ¿Cuál es la versión correcta? Para desatar el nudo llegó un segundo comunicado de la Sala de Prensa: “No todos los temas citados en el comunicado sobre la audiencia con el presidente argentino han sido afrontados en la misma conversación. Algunos han sido examinados en el transcurso de un encuentro con la Secretaría de Estado, al margen del encuentro con el Santo Padre”, dijo Matteo Bruni, el director de la Sala de Prensa vaticana.
Traducido: sí, se habló del aborto, pero no con el Papa, sino con el cardenal Pietro Parolin. ¿Y en qué términos, entonces? Fernández pudo cerrar el cerco y – entrevistado por el diario La Nación – decir que “Parolin me manifestado su preocupación por el tema y me recordó que la posición de la Iglesia es siempre en defensa de la vida desde la concepción”, agregando que se ha tratado de un pasaje fugaz, después de lo cual se han afrontado otras cuestiones. Un intercambio de opiniones, digamos. Para honrar la firma por parte de la Santa Sede respecto de un presidente de la República que está introduciendo el aborto libre en su país, prometiendo aniquilar años de batallas de plaza y parlamentarias.
En resumen, no le ha ido mal al presidente peronista el paseo por el Vaticano, y gracias también a este "incidente" cerrado en tiempo y forma y con habilidad por los portavoces del Vaticano, pudo superar el último obstáculo: el de la oposición de la Iglesia a la ley de despenalización del aborto. Con una ambigüedad sospechosa: por un lado se reafirma la doctrina, pero por otro lado, también se ve este episodio, el tema del aborto pasa a ser un tema secundario, a tratar con el ministro de Relaciones Exteriores del Trastevere. Entre los varios y eventuales de un diálogo político bilateral.
Si no es una bendición para Fernández, falta poco para serlo. En cambio, no fue una bendición, sino un verdadero y preciso viático, lo que Fernández embolsó pocos minutos antes de reunirse con el Santo Padre: pudo comulgar en el Vaticano. Él, que no sólo es el ejemplo clásico de político abortista, sino que, es.wikipedia.org/wiki/Alberto_Fernández es.wikipedia.org/wiki/Alberto_Fernández con la periodista Fabiola Yañez, que se llama "compañera" para distinguirla de su ex esposa, no tendría las características para poder acceder al Sacramento y ni siquiera de presumir esa consistencia eucarística de la que se habla en Sacramentum Caritatis (n. 83).
El video adjunto está girando en los diarios de habla hispana y está indignando en las redes sociales: presenta al neo presidente de la República Argentina, Alberto Ángel Fernández, durante una Misa. Es la que celebró el 31 de enero pasado en el Vaticano por el canciller de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales, monseñor Marcelo Sánchez Sorondo, también argentino.
Pocos segundos, justo el momento para enmarcar al presidente y a su compañera tomando la Comunión. Los dos están retratados de espalda, pero se los reconoce bien y nadie ha intervenido para desmentir la atribución. ¿Escándalo, sacrilegio o tal vez sólo oportunismo político?
En las redes sociales se esparcen los comentarios, el más "dulce" es de este tenor: “Legaliza el aborto y comulga siendo divorciado vuelto a "casar". Qué vergüenza el Vaticano”.
Lo que es cierto es que a diferencia del recibimiento dado a Macri, Fernández puede decir que ha arrebatado una neutralidad muy especial de los Palacios Sagrados que sabe a una verdadera y auténtica asistencia. Que gastará inmediatamente, por ejemplo, el 1 de marzo, cuando enviará al Congreso argentino un proyecto para la despenalización del aborto. El último asalto voraz, entonces también para Argentina, el asesinato de niños se convertirá en un derecho. En el fondo, para un objetivo como éste, un viaje a Roma bien vale una Misa. Peronista o no, Fernández ha tomado seguramente del Caudillo la habilidad de utilizar la religión para sus propios fines. Sólo que esta vez la Iglesia lo deja hacer.
Publicado originalmente en italiano el 2 de febrero del 2020, en lanuovabq.it/it/comunione-e-abo…
Traducción al español por: José Arturo Quarracino