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Obispo de Argentina: Aborto como crimen

MONSEÑOR DAMIÁN SANTIAGO BITAR

Obispo de Oberá (Misiones, República Argentina)

CARTA ABIERTA SOBRE EL CRIMEN DEL ABORTO


Días pasados, en un hospital de la ciudad de Tartagal (Salta, Argentina), amparándose hipócrita y mendazmente en la infame ley a favor del aborto en Argentina, sancionada por el Congreso Nacional el 30 de diciembre de 2020.

El 30 de diciembre del año pasado el Congreso Nacional argentino legalizó la pena de muerte prenatal en el país, con el título hipócrita de “Interrupción Voluntaria del Embarazo” (IVE).

Excusándose en esta ley siniestra e infame, impulsada y promovida por la International Planned Parenthood Federation (IPPF) y los legisladores serviles “nacionales”, en la ciudad de Tartagal (Salta) en el noroeste de la Argentina, cercana a la frontera con Bolivia, se llevó a cabo literalmente un asesinato de una bebé de seis meses de gestación, que nació viva, pero fue asfixiada y arrojada a la basura. Los criminales que se prestaron a esta práctica lo hicieron más allá de lo que la ley les permite.

Monseñor Damián Santiago Bitar, obispo de la diócesis de Oberá (Misiones), en el extremo noreste del país, ha publicado una carta abierta a raíz de esta infausta noticia, que pone a la luz no sólo que el aborto es un crimen, sino que muchos médicos aprovechan la excusa de la “interrupción voluntaria del embarazo” para directamente asesinar y matar niños indefensos.

En este caso en particular, el aborto se ha convertido en asesinato liso y llano. Por fortuna, hay al menos un obispo en Argentina que está a la altura de su misión y habla con claridad. Esperemos que otros hermanos en el Episcopado lo acompañen

Texto de la carta abierta

Mientras mucha tinta corrió en estos días acerca de los carpinchos que “invadieron” la coqueta localidad urbana Nordelta, en el partido de Tigre, y la inmediata advertencia para que nadie se atreva a “tocarlos”, algunos medios del interior se hicieron eco de un nuevo caso de aborto a un niño con seis meses de gestación ocurrido en el Hospital de Tartagal, Salta, amparándose en la Ley de “Interrupción Voluntaria del Embarazo” -IVE aprobada el pasado mes de diciembre por el Congreso Nacional y promulgada con la firma del Sr. Presidente de la Nación Dr. Alberto Fernández.

Lamentablemente no ha sido el único caso. Ya se cuenta con cifras oficiales que hablan de miles…

Pero con algo más de prensa se informaron casos como el de Tartagal, en San Juan, en Mendoza, en Río Negro, en Neuquén y en Tucumán, quizá porque en estas “interrupciones del embarazo” -así se llama a lo que es muerte directa de una persona-, los padres de la criaturas pidieron encarecidamente a su pareja -la madre-, y con recurso ante la Justicia, permitir completar el proceso de gestación y luego del nacimiento, asumir la crianza y educación sin generar ninguna obligación civil o económica para la madre.

Aun así, increíblemente, y al amparo de la Ley que sólo considera válida la decisión de la mujer, con una actitud ciega y encarnizada, no se tuvo en cuenta el “ruego” de los padres y se procedió sin vueltas, pero con “guantes blancos” a la eliminación inmediata de las pequeñas vidas. Eso sí, nadie hablará después de las heridas que quedan por las filosas secuelas que provoca el aborto. Los traumas posaborto ya no serán noticia… Porque es muy cierta la afirmación del Dr. Jérome Lejeune que dice: “es mucho menos pesado tener un niño en brazos que cargarlo sobre la conciencia” y también aquella, constatada por la experiencia de profesionales de la salud y el acompañamiento afectivo y espiritual de millones de personas: “es más fácil sacar un bebé del útero que de la mente y del corazón”.

Señores Legisladores: ¡Detengan esta masacre! ¡Replanteen esta Ley infame que ha legalizado la pena de muerte para niños inocentes! Ustedes representan al pueblo de la Nación Argentina: ¡Sean la voz de miles de seres humanos sacrificados por el abominable crimen del aborto! Si las leyes se apartan del bien moral y dejan de tutelar a los más frágiles e indefensos entonces nos obligan a decir que “No todo lo legal está bien”.

El aborto es un mal por donde se lo mire. No está bien eliminar una vida inocente e indefensa. Las evidencias sobran. “Legal o ilegal, el aborto mata igual”. Por favor, ¡detengan esta masacre!.
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Luis Carlos Ramos shares this
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