Corrido de Juan Bautista. Un corrido para San Juan Bautista, espero les agrade y puedan compartirlo y comentar. Saludos.Más
Corrido de Juan Bautista.
Un corrido para San Juan Bautista, espero les agrade y puedan compartirlo y comentar. Saludos.
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Ana Gracia
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No fuiste, Juan, la caña
tronchada por el viento;
sí la palabra ardiente
tu palabra de acero.
En el Jordán lavaste
el más puro Cordero,
que apacienta entre lirios
y duerme en los almendros.
tronchada por el viento;
sí la palabra ardiente
tu palabra de acero.
En el Jordán lavaste
el más puro Cordero,
que apacienta entre lirios
y duerme en los almendros.
hermelando777
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De nada.
hermelando777
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Gracias por escuchar y comentar.
Marcelino Champagnat
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Profeta de soledades,
labio hiciste de tus iras,
para fustigar mentiras
y para gritar verdades.
Desde el vientre escondido,
fuiste tú el pregonero,
para anunciar al mundo
la presencia del Verbo.
El desierto encendido
fue tu ardiente maestro,
para allanar montañas
y encender los senderos.
Cuerpo de duro roble,
alma azul de silencio;
miel silvestre de rocas
y un jubón de camello.
No fuiste, Juan, …Más
Profeta de soledades,
labio hiciste de tus iras,
para fustigar mentiras
y para gritar verdades.
Desde el vientre escondido,
fuiste tú el pregonero,
para anunciar al mundo
la presencia del Verbo.
El desierto encendido
fue tu ardiente maestro,
para allanar montañas
y encender los senderos.
Cuerpo de duro roble,
alma azul de silencio;
miel silvestre de rocas
y un jubón de camello.
No fuiste, Juan, la caña
tronchada por el viento;
sí la palabra ardiente
tu palabra de acero.
En el Jordán lavaste
el más puro Cordero,
que apacienta entre lirios
y duerme en los almendros.
En tu figura hirsuta
se esperanzó tu pueblo:
para una raza nueva
abriste cielos nuevos.
Sacudiste el azote
ante el poder soberbio;
y, ante el Sol que nacía,
se apagó tu lucero.
Por fin, en un banquete
y en el placer de un ebrio,
el vino de tu sangre
santificó el desierto.
Profeta de soledades,
labio hiciste de tus iras,
para fustigar mentiras
y para gritar verdades.
labio hiciste de tus iras,
para fustigar mentiras
y para gritar verdades.
Desde el vientre escondido,
fuiste tú el pregonero,
para anunciar al mundo
la presencia del Verbo.
El desierto encendido
fue tu ardiente maestro,
para allanar montañas
y encender los senderos.
Cuerpo de duro roble,
alma azul de silencio;
miel silvestre de rocas
y un jubón de camello.
No fuiste, Juan, la caña
tronchada por el viento;
sí la palabra ardiente
tu palabra de acero.
En el Jordán lavaste
el más puro Cordero,
que apacienta entre lirios
y duerme en los almendros.
En tu figura hirsuta
se esperanzó tu pueblo:
para una raza nueva
abriste cielos nuevos.
Sacudiste el azote
ante el poder soberbio;
y, ante el Sol que nacía,
se apagó tu lucero.
Por fin, en un banquete
y en el placer de un ebrio,
el vino de tu sangre
santificó el desierto.
Profeta de soledades,
labio hiciste de tus iras,
para fustigar mentiras
y para gritar verdades.