Francisco estuvo en buena forma en la Misa Crismal del 28 de marzo, pronunciando una homilía de 22 minutos.
Como de costumbre, no presidió la Eucaristía, sino que se sentó a un lado. Quiere que todos los sacerdotes presidan exclusivamente la Eucaristía del Novus Ordo, pero él mismo parece estar harto de ello.
En la homilía habló de sí mismo: "Debemos liberarnos de la dureza y la recriminación, del egoísmo y la ambición, de la rigidez y la frustración, para abrirnos completamente a Dios".
Dio las gracias a los sacerdotes -a los que suele atacar- "por vuestros corazones abiertos y dóciles", lo que significa que deben "obedecer" su arbitrariedad.
"Gracias por todo vuestro duro trabajo y vuestras lágrimas", añadió.
Traducción IA