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Francisco sabe “cómo inculcar miedo”

“El Papa dictador”, un libro escrito por un misterioso Marcantonio Colonna, que mira “detrás de la máscara” del papa Francisco, está a punto de ser publicado en inglés, según la página web onepeterfive.com.

Describe al papa Francisco como “un experto promotor de él mismo”, quien está “camuflado detrás de una imagen de simplicidad y austeridad”. Según Colonna, Francisco “es una personalidad que por encima de todo sabe cómo inculcar miedo”.

Colonna escribe que Francisco reina gracias “a una web de mentiras, intrigas, espionaje de desconfianza y, más efectivo que cualquier otra cosa, miedo”.

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Colonna escribe que Francisco reina gracias “a una web de mentiras, intrigas, espionaje de desconfianza y, más efectivo que cualquier otra cosa, miedo”.
Juan de Mariana, S.J. (Talavera de la Reina, 25 de septiembre de 1536-Toledo, 17 de febrero de 1624)
Una síntesis de Juan de Mariana, sj. escrito pensando en un General despótico de la Compañía de Jesús. Por analogía se puede aplicar al Romano …Más
Colonna escribe que Francisco reina gracias “a una web de mentiras, intrigas, espionaje de desconfianza y, más efectivo que cualquier otra cosa, miedo”.

Juan de Mariana, S.J. (Talavera de la Reina, 25 de septiembre de 1536-Toledo, 17 de febrero de 1624)

Una síntesis de Juan de Mariana, sj. escrito pensando en un General despótico de la Compañía de Jesús. Por analogía se puede aplicar al Romano Pontífice.
Los males que vienen del mal gobierno en la Iglesia

El primer mal o daño sería que esta forma de gobierno no sólo afecta a la cabeza, sino que se extiende a las autoridades que derivan de la primera. De tal forma que todos tienden al actuar despótico, lo que lleva al descontento de la comunidad.

El segundo, que el gobierno no es uniforme. Como cada uno gobierna según su parecer, lo que uno hace hoy, el otro lo deshace mañana.

El tercero, que no se pone en los oficios a los más dignos, sino a la gente menuda. Esto no es necesariamente malo, si no fuera por la enfermiza necesidad de hacer que los más capaces se pierdan, fundamentalmente porque estorban al tirano.

El cuarto daño, dice Mariana, es «el poco nervio en el gobierno». Un gobierno tal no puede reformar nada, porque se ve incapaz de combatir a los malos. Incluso cuando se pretende acentuar el poder de esta monarquía, al hacerlo en exceso y, por tanto, de modo no virtuoso, se le quitan las fuerzas.

El quinto daño que hace esta forma desordenada de monarquía, y consecuencia del anterior, es la falta de castigo. Vamos, como dice D. Jorge, que aquí nunca pasa nada.

El sexto, y éste lo entenderán muchos, es que los mismos se perpetúan en los oficios. Y no porque no los haya mejores, sino porque se tienen que ganar la confianza de la autoridad. Y aquí entra el vicio de la adulación, por el que prosperan muchos en este mal gobierno.