Un jesuita honesto: Falleció el padre Gumpel
El padre Peter Gumpel, de 98 años, jesuita e historiador que aclaró la leyenda negra creada por los odiadores de la Iglesia para desacreditar a Pío XII (+1958), murió en Roma el 12 de octubre. Gumpel …Más
El padre Peter Gumpel, de 98 años, jesuita e historiador que aclaró la leyenda negra creada por los odiadores de la Iglesia para desacreditar a Pío XII (+1958), murió en Roma el 12 de octubre.
Gumpel nació en Hannover (Alemania). Era considerado “la memoria viva de Pío XII”, cuya “amabilidad y capacidad para escuchar” recordaba a menudo.
Gracias a un mandato de Pablo VI, Gumpel tuvo acceso a toda la documentación sobre el pontificado de Pío XII ya en 1965.
Gumpel mostró cómo Pío XII también había hecho todo lo posible para ayudar a los judíos perseguidos durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, más tarde, muchas instituciones judías “agradecieron” al Papa calumniándolo, a pesar de que Pío XII había salvado a más de 100.000 judíos en todo el mundo.
#newsJqcfhbhjzp
Gumpel nació en Hannover (Alemania). Era considerado “la memoria viva de Pío XII”, cuya “amabilidad y capacidad para escuchar” recordaba a menudo.
Gracias a un mandato de Pablo VI, Gumpel tuvo acceso a toda la documentación sobre el pontificado de Pío XII ya en 1965.
Gumpel mostró cómo Pío XII también había hecho todo lo posible para ayudar a los judíos perseguidos durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, más tarde, muchas instituciones judías “agradecieron” al Papa calumniándolo, a pesar de que Pío XII había salvado a más de 100.000 judíos en todo el mundo.
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Al fallecimiento de cualquier religioso, sacerdote, obispo o papa -alguien comprometido con votos u ordenación-, no se le debería llamar "honesto", sino santo. El término honestidad, es el que usa maldad, para señalar a los suyos, los que desde dentro de la Iglesia -bautizados, consagrados u ordenados-, fracasaron rotundamente.
Los que mueren "en Cristo" tan solo deberían ser llamados santos, los …Más
Al fallecimiento de cualquier religioso, sacerdote, obispo o papa -alguien comprometido con votos u ordenación-, no se le debería llamar "honesto", sino santo. El término honestidad, es el que usa maldad, para señalar a los suyos, los que desde dentro de la Iglesia -bautizados, consagrados u ordenados-, fracasaron rotundamente.
Los que mueren "en Cristo" tan solo deberían ser llamados santos, los otros, los que perteneciendo a la Iglesia mueren en amistad con el Maligno, son llamados honestos. Mal pinta la cosa por un simple cambio de término.
Los que mueren "en Cristo" tan solo deberían ser llamados santos, los otros, los que perteneciendo a la Iglesia mueren en amistad con el Maligno, son llamados honestos. Mal pinta la cosa por un simple cambio de término.